miércoles, 15 de julio de 2009

Beneficios del reciclaje de acero


El reaprovechamiento siempre es mejor que el abandono de los materiales, sobre todo si consideramos que:

El reciclaje de acero supone “sacar basura del sistema” para darle un nuevo uso. Se disminuye la presencia de material reutilizable en los rellenos sanitarios y en vertederos ilegales. El año 2003, en Chile, se evitó enviar a la basura 418.000 toneladas de chatarra. Esto equivale a un volumen de basura de 3 vertederos, como Santa Marta, al año.

Fabricar a partir de segundas materias reduce la utilización de los recursos naturales y el consecuente impacto para el planeta. En el caso del acero, ahorra materias primas como la piedra caliza, el mineral de hierro y el coque. Por cada tonelada de acero usado que reciclamos, ahorramos una tonelada y media de mineral de hierro y unos 500 kilogramos del carbón que se emplea para hacer el coque. Además, se elimina una serie de pasivos ambientales presentes en la explotación de un mineral, como es el ruido y la contaminación atmosférica (polvo en suspensión).

Se logra un ahorro energético de un 70%. La siderúrgica mundial a partir de la chatarra ahorra un consumo eléctrico equivalente al que registran 110 millones de hogares. En Chile ese ahorro representa, en un año, el consumo de electricidad de unos 80 mil hogares, lo cual equivale aproximadamente al gasto de la Primera Región. El consumo de agua se ve reducido en un 40%.

Genera empleo y pequeñas microempresas a su alrededor. El proceso de recolección de chatarra supone la creación de pequeñas unidades de abastecimiento, similar a como operan los recolectores de cartón. En Chile, la red de chatarreros consiste en una industria de más de un centenar de pequeños y medianos proveedores, localizados principalmente en las ciudades más populosas del país. Ellos son los encargados de recolectar, clasificar, procesar y transportar a la industria siderúrgica nacional esta preciosa materia prima.

martes, 14 de julio de 2009

Reciclaje De Acero

Propiedades del acero.



El acero es el único material constructivo que siempre contiene algo de material reciclado, ya que ambos procesos de fabricación, a partir del mineral o del reciclaje, contienen chatarra. Cada vez que uno adquiere un producto de acero, está cerrando un ciclo, al comprar algo que ya fue reciclado.
Gracias a sus propiedades, puede ser reciclado en forma infinita, por lo que al final de su vida útil un producto de acero puede transformarse en parte de un auto o de una lavadora, sin perder su calidad.
Por otro lado, la industria siderúrgica mundial ha evolucionado en los últimos veinte años, mejorando el rendimiento de los productos de acero (lo que se llama reducción de origen). Se ha disminuido la cantidad necesaria a utilizar para la fabricación de un producto con las mismas cualidades. Esta disminución es posible gracias a la investigación tecnológica y al desarrollo de nuevos aceros, más resistentes, y que ha permitido reducir los espesores y secciones de los productos, haciéndolos más livianos.
Otra propiedad del acero es su durabilidad. La mayor parte de los electrodomésticos, que tienen alrededor de un 75% de sus componentes de acero, duran mucho más que, por ejemplo, los fabricados con plástico. Un refrigerador promedio, puede tener una vida útil de 20 años, y las techumbres una de hasta 50 años.
El acero también es utilizado para fabricar envases de comidas (conservas, aceites), pinturas, lubricantes y mucho más. Esto se debe a que el acero como envase es:
Inviolable: no se puede abrir sin que se aprecie que ha sido manipulado.

Resistente: es el material con mayor resistencia mecánica a los golpes.

Opaco: en el caso de los alimentos, la opacidad impide la destrucción de las vitaminas, que se ven afectadas por la luz.

Hermético: es un envase impenetrable, lo que resulta esencial para la conserva y muy útil para todos los productos.

Decorable: puede decorarse mediante litografía y otras técnicas, conteniendo todas las indicaciones que un envase precisa.

Además, en el caso específico de los alimentos, es completamente seguro, no necesita refrigeración o congelación para su almacenamiento, lo que supone un ahorro de energía, con una duración óptima que se prolonga durante años, y sin riesgo de una interrupción imprevista de la cadena de frío que deterioraría las cualidades nutritivas del producto.